Caldo bordeles

Protección de frutales

Preparación de caldo bordeles

Caldo Bordelés preparado y estabilizado

Siempre que se trata de proteger las plantaciones de árboles frutales contra enfermedades criptogámicas, distintas, especies de hongos parásitos y otras afecciones parecidas, nos acordamos del clásico «caldo bórdeles».

Es común que todos los que tienen a su cargo el cuidado de estas plantaciones cuando llega la época propicia, preparan la común lechada de cal con otros agregados cuyos resultados no siempre conocen sino por referencias, mientras que otros se deciden por el caldo bordelés.

Lo más práctico para esta profílaxis y lo más seguro también, parece ser el mencionado caldo que por la acción enérgica y microbicida del sulfato de cobre combinado con la lechada de cal es preferible sobre otros preparados.

Aunque el sulfato de cobre comercial. por origen eletrolítico tiene un alto grado,de pureza, es en realidad un sulfato ácido de cobre y no un sulfato neutro como nos convendría. Esto no impide para que en la proporción que lo usamos, sea perjudicial para las plantas.

El uso del caldo bordelés, no cura las partes de la planta ya atacada., pero como destruye el hongo impide que la afección se propague a otras partes sanas.

Como la fórmula del caldo bordelés es una sola advertimos que no deben variarse caprichosamente las proporciones de sus componentes, pues podría resultar perjudicial para algunos árboles.

La fórmula clásica del caldo bordelés te la siguiente

Sulfáto de cobre :    1 kilogramo

Cal viva :                  0,7 kilogramo

Agua :                      100 litros

0Para su preparación necesitamos dos recipientes de material plastico (PVC), comenzamos por disolver en uno; 1 kg. dé sulfato de cobre en 10 litros de agua; en el otro se apagan 700 gramos de cal viva en 8 litros de agua, una vez apagada se deja estacionar hasta que se enfríe, después de lo cual, se le sigue agregando agua hasta conpletar 90 litros. Debe tenerse cuidado. de no agregar más agua mientras la cal se está apagando, pues aunque parezca que esto no tiene importancia, ello altera su natural proceso de hidratación en forma perjudicial para el resultado de la preparación.

De acuerdo con lo dicho, la cal debe apagarse con exceso de agua y una. vez apagada y completados los 90 litros se agita bien con un palo y se procede a filtrarla pasándola por un tejido metálico fino o por una tela de arpillera a fin de separar la arenisca que contiene y otras impurezas de la cal consistentes en arcillas endurecidas con minerales de hierro muy comunes en las piedras calizas. De esta manera nos aseguramos un líquido uniforme que no presentará inconvenientes para usarla con el pulverizador.

Ya dijimos que para la preparación, usaríamos recipientes de plástico (PVC) y nunca los de lata, zinc, hierro galvanizado o hierro fundido, pues el sulfato los atacará rápidamente en distintas formas originándose la descomposición de la misma sal de cobre.

La forma de disolver el sulfato de cobre en el agua tiene sus pequeños detalles que deben observarse y que es necesario conocer por las siguientes causas: si en un recipiente de vidrio transparente conteniendo agua, echamos cristales de sulfato de cobre, éstos van al fondo del recipiente y allí comienza el proceso de disolución que al principio será un poco activo para luego hacerse sumamente , lento aún agitando el líquido. Esto es debido a que siendo la solución de sulfato de cobre más densa que el agua, se radica en el fondo de la vasija rodeando los cristales del sulfato a los que aisla del resto del agua formándoles una aureola que retarda enormemente el proceso de disolución.

En consecuencia, para evitar este inconveniente debemos poner los cristales de sulfato dentro de una bolsita de arpillera que luego atamos con un hilo y suspendemos sumergiéndola casi a flor de agua. En estas condiciones el sulfato de cobre se disuelve rápidamente, porque la solución, a causa de su mayor densidad, va hacia el fondo a medida que se forma y el agua restante va ocupando su lugar.

Obtenidas las dos soluciones en la forma descripta, se vierte lentamente y revolviendo la solución de sulfato de cobre sobre la lechada de cal, no olvidando de agitar la preparación durante un tiempo. Nunca debe alterarse el orden indicado para la mezcla de los dos líquidos, pues en este caso el producto obtenido sería muy distinto en su eficiencia. En esta forma queda lista la preparación.

Para aplicar a los citrus, el caldo bordelés debe ser neutro o ligeramente alcalino pues dañaría el follaje y provocaría la caída de la fruta de las plantas tratadas. De acuerdo con esto, si lo destinamos al tratamiento de citrus debemos probar con papel azul de tornasol tocando ligeramente el líquido con el borde del papel y observando si se enrojece si sucediera esto, quiere decir que el caldo está ácido y su aplicación resultaría peligrosa esto se remedia agregando más lechada de cal y revolviendo muy bien hasta que la prueba nos indique que ha perdido su acidez.

Algunos aconsejan agregar al caldo bordelés un litro de aceite emulsionado no saponificable, por cada cien litros de caldo bordelés. Nosotros no lo aconsejaríamos, pues hay personas que lo han usado con muy malos resultados, pues el aceite finamente subdividido ha formado una película, impermeable sobre el follaje y ramas tiernas, impidiendo la respiración de la planta y la función de la clorofila, terminando por ahogar el frutal.

Tomando nota de estas indicaciones y preparando los componentes en el orden ya explicado, se puede tener la seguridad de haber preparado un buen caldo bordelés y en excelentes condiciones para su aplicación por medio de pulverizadores.

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